domingo, 23 de marzo de 2008

DÍA II

Hoy os contaré como transcurrió nuestro segundo día en Dublín. Nos levantamos temprano y bajamos a desayunar (allí no vale levantarse a las 10), y en cuanto estuvimos listos salimos hacia nuestra primera parada: Trinity College. Nos hicimos las fotos de rigor en la puerta y entramos. Una vez dentro pasamos casi inmediatamente a hacer el tour imprescindible del Trinity College: el Libro de Kells y el arpa de Bryan Boru, que se ha convertido en el símbolo de Irlanda. Siento no poder poneros fotos de ambas reliquias, pero estaba terminantemente prohibido hacerles fotos. Tras nuestra visita a Trinity College caminamos hasta Grafton Street, y nos paramos a ver la estatua de Molly Malone, personaje famoso en la historia de Dublín, y por supuesto nos hicimos un par de fotos.

La leyenda de Molly Malone es la siguiente: Molly estaba casada con un pescador, y todo lo que su marido pescaba, ella salía a venderlo por las calles de Dublín. Era tal su constancia que aunque no hubiese nadie en la calle, ella saldría con su carro a vender el pescado. Cuando la peste llegó a la ciudad, ella murió, y dice la leyenda que aún se ve su espíritu con el carro por las calles de Dublín, y en honor a su constancia se levantó ésta estatua de bronce.
Acto seguido pusimos rumbo al que seguramente sea uno de los mayores atractivos de la ciudad: la fábrica Guinness. Tras un rato de caminata llegamos al fin, pero aún nos esperaba un buen rato de cola y finalmente conseguimos las entradas. Al principio no parecía aquello nada del otro mundo, pero todo fué hasta que llegamos al tercer piso, donde había un pequeño mostrador en el que podías servir tu propia pinta y te obsequiaban con un certificado acreditativo.
En ese mismo piso había un bar muy amplio, que incluso tenía escenario para actuaciones y una pantalla de cine para ver partidos. Y precisamente a eso nos quedamos, a ver el partido de rugby Inglaterra - Irlanda, aunque para nuestra desgracia Irlanda iba perdiendo de bastante y nos fuimos antes de que acabase. También para nuestra desgracia estaba lloviendo cuando salimos, asique nos tocó hacer todo el camino de vuelta bajo una lluvia no muy intensa pero constante.
Nuestra intención era ver el Museo Nacional antes de cenar, pero se nos hizo tarde y ya no pudimos, asique fuimos directamente al Fitzgerald y cenamos allí, nos tomamos un par de pintas y volvimos al B&B. Al poner la tele estaba un programa que nunca habíamos visto pero que es de los más gracioso: Brainiac. De hecho fué un vicio y lo veíamos todos los días hasta que nos fuimos.
Y aquí acabó nuestro segundo día.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A partir de ahora estamos acreditados para echar a los camareros de los irlandeses y tirarnos nosotros mismos nuestra propia pinta!!!
Xurde lo bordó como muestra la fotografía de su pinta más marrón que la mula del belén jeje!

Sigo estando... tabueno!!!!
Luis

chapadelamahou dijo...

Basta, tu sugundo día fue igual que mi último día pero a mi me dejaron encerrada en las escaleras de emergencia de la fábrica de guinness y me perdí esa tercera planta que parece ser la más interesante... es que llegué muy tarde subí directamente al piso de arriba a por la pinta y según bajabamos nos largaron. La guinness store me pareció una puta mierda... ahora LO FLIPE CON DUBLÍN!!!

uN SALUDITO.